I want to live like common people

Saturday, December 24, 2005

Mis Hadas Madrinas

En un mundo en el que la fantasía va de la mano con el skunk (thanks hon), en una vida donde consumimos el cinismo antes del desayuno... cuando ya la ilusión de la Navidad parecía ser sólo cosa de niños (ricos)...

Anoche, out of the blue, contra todo pronóstico, y finalmente dandole fin a un karma horroroso que me acompañó por CASI SEIS MESES..... me cogí a alguiennnnnnnnnnn!!!!!!!!!!!!!!!!

Y, por que este post se llama como se llama, quiero dedicárselo a mis cuatro Hadas Madrinas.

He estado pensando la forma de darles un nombre a cada una... tipo las brujas buenas/malas del norte/sur/etc.. pero ya veo a todas menos una(la bruja mala del Oriente) peléándose por ser "la bruja buena del norte"... así que se jodieron, nada de nombres cursis esta vez.

Cuando alguna de ellas se digne en enseñarme cómo subir fotos....

Gracias, mis queridas hadas, por TODO. Primero, por alegrarse por mi. Segundo, por alentarme (indescriptibles, los "thumbs up", los abrazos, los "you go girl!!", los besos con lengua ??). Tercero, por estar ahi conmigo para compartir ese momento de triunfo: "me viene a buscar en 15 minutos", por que me hubiera vuelto loca de no haberlos tenido ustedes que me chequeaban el makeup, el peinado, que las tetas estuvieran en su sitio, y bueno, que me hacían sentir tan sexy con tanto toqueteo.

Si, pues... mis hadas se ponen un poco pervertidas a veces y se soban conmigo, me dan besos con lengua, pero igual las (les) quiero.

Así inauguro la segunda temporada de este blog, y espero ahora poder morirme de la angustia de cosas más interesantes y emocionantes... un peligro de STD, que no me vino el periodo, que tengo a dos fulanos en mi cama, etc.

Salud, feliz navidad. Para mi. Bah, y tambien para ustedes.. hoy me siento generosa.

PD: betcha wanna know how it was...

Friday, December 02, 2005

La delgada línea amarilla (1)

Parte uno: de cómo, cuándo y dónde trazarla. De las posibilidades de borrarla.

Dónde ponemos el límite de lo que está permitido y lo que no? Dónde empieza lo que entendemos como “inmoral”? Será justo donde termina lo “moral” o habrá un área definida de superposición – área de amortiguación, le dicen – en el mapa? Hay un mapa? Quién mierda lo tiene? Quién se lo dio? Por qué yo no tengo una copia???? Quién fue el cojudo que le garabateó encima???

Cómo será la cosa… todos somos buenos hasta que nos volvemos malos? O es que todos somos malos hasta que una suficiente cantidad de gente se crea la mentira de que no lo somos?

Realmente habrá gente que se levante por la mañana, se mire al espejo y se diga “soy malo”?

No es como que parte de nuestra naturaleza (estúpida) creernos buenísimos fuera de dudas, que la culpa la tienen todos los demás siempre y en particular cuando nosotros la cagamos?

Si bien todos parecemos tener una ética –si no de hierro, por lo menos de un plástico muy resistente— y reaccionamos con ferviente desaprobación contra cualquier amago de “inmoralidad” de los otros, creo que estamos tan metidos en nuestra burbuja de dobles estándares, que nuestras bien aprendidas técnicas de autoengaño nos tienen totalmente a ciegas ante nuestras propias transgresiones.

Lo más natural es hablar de la experiencia propia, pero lo más cómodo es criticar la metida de pata ajena. No debería resultar difícil tomar decisiones cuando están cargadas de un componente ético. Si está “mal” pues no va y ya. ¿No?

Ahí tal vez esté precisamente, pues, la esencia del problema. El meollo del asunto. La carne del raviol. La uva-pasa del bombón. La… basta.

El cómo, cuándo y por qué definimos lo que “está mal” marca nuestro futuro y tiñe nuestras relaciones personales, y es aparentemente lo que al fin y al cabo nos define como personas.

Los filósofos han perdido años, pelo y en tantos casos la cordura en su afán de dar con una definición de lo que es “el bien” que le satisfaga a todos. Los teólogos la tienen más fácil, pero soy más atea que el carajo, así que me uno al sufrimiento de los otros barbudos.

La cosa andaba jodida de lo mal que la pasaban estos pobres barbudos tratando de jugar con la fórmula a ver si les salía algo “one size fits all”. Andaban cochinos, sin dientes, pobres, socially outcast, todos moribundos de esa enfermedad tan fea y tan lenta que es que nadie te comprenda. Algunos tuvieron que tomar veneno, a otros les robaron sus ideas los teólogos, otros perdieron los papeles y se lanzaron por un barranco y otros se tiraron a tanta puta que les vino una sífilis de las bíblicas (existe eso, o me lo acabo de inventar??? yupiii)

La cosa es que un día ocurrió lo inesperado, y ese viejo refrán de “todo depende del color del cristal con que se mira” se puso de moda de la forma más vanguardista. Se acuñó El Relativismo (hace siglos que andaba por ahí… pero un vivo lo patentó). Y como en esta cuestión de barbudos—así como en todo lo demás en este “supermercado de Dios”—se tiende a la especialización, alguien por ahí decidió meterse a quemar neurona y parió el Relativismo Moral (los hay de varios sabores: etiológico, cognitivo, etc, etc)

A grandes rasgos y de una forma muuuuuuuuuuuy general, el Relativismo moral pone en evidencia la existencia de una “diversidad moral” y nos explica que la verdad o falsedad de los juicios o justificaciones morales son relativos al marco de una sociedad (con sus tradiciones, convicciones y taradeces) y no son “absolutos” (no hay una sola “verdad”).

(o al menos así es como yo lo he entendido... Ja!)

El relativismo, como toda teoría, atrae hacia sí una fauna a mi punto de ver bastante definible y diferenciable. Por un lado tienes a todos aquellos que se leen el libro “yo viajé a Ganímedes” o ven “E.T.” y quedan totalmente convencidos de que hay aliens entre nosotros. Estas entrañables personas, a las que podemos cariñosamente etiquetar de “pelotudos que se creen todo lo que les cuentan” se lo pasan re-mal. Un día se atiborran de brócoli por que ayuda a no tener cáncer de colon. Al otro día se aguantan como pueden las ganas de ir al baño en un avión por miedo a que les pique una araña… Envían un e-mail a mil novecientas personas para que se unan a ellos y a otros tres mil cojudos en contra del desgraciado e inhumano que mete gatitos bebé en botellas y luego tiene el descaro de venderlos como decoración—y carísimos. Estas personas viven realmente al límite. Ya me puedo imaginar la reacción de alguno, que por allá en los años setenta tuvo la mala suerte de toparse con un artículo acerca del relativismo mientras tan tranquilo esperaba para su cita con el dentista… ("por qué no agarré el Selecciones, como siempre????")

Otro grupo de curiosos son los populares “comodines”, que tienen la ética más fusiforme que una ameba, que venderían a su madre por entradas VIP a la disco de moda, que serían capaces de embarazarse tres veces con tal de conseguir-y no soltar-marido. Los comodines morales se dan golpes de pecho los días pares del mes y durante los impares se cojen a la esposa de su hermano, desvían dinero de la empresa a su cuenta personal, chocan y se dan a la fuga, planean venganzas sangrientas contra sus enemigos, desconfían de todo el mundo (claro, pues…) y reúnen evidencia incriminatoria sobre amigos, familiares, jefes, subordinados, y el papa, for a rainy day. Ah, eso sí, descansan los domingos como buenos cristianos. Cómo no les habrá caído a pelo el relativismo a estos personajes… aunque no esperes que ninguno lo diga en voz alta (va en contra de todo lo que pregonan los otros barbudos uniformados que viven en una parte de Italia que no se llama Italia)

El último grupo diferenciable somos todos los otros tarados que andamos por el mundo habiendo leído acerca del Relativismo, habiendo preguntado a propios y ajenos, y, como siempre, no sabiendo muy bien qué carajos pensar al respecto.

El otro 80% de la población mundial nunca ha oído hablar de ello. Así como yo ni tú ni tu noviecito que lee tanto hemos oído hablar de taaaaaaaaaaaaantas otras cosas.

Bueno, chau. Es relativamente tarde, es Viernes (al menos aquí en Sudaca-américa), y creo que me hará bien salir a tomarme algo con mis amigos (o tal vez me vaya al infierno… ).

Disclaimer: filósofos: no me quieran pegar por mis inconsistencias históricas o mi terriblemente subjetiva forma de ver el mundo. Ustedes son igualitos. Preventivamente: jódanse todos.